Desde el mes de abril es nuestra compañera del día a día, debido a que en nuestras compras, en el trabajo, paseando por la calle… llevamos la máscara! Para protegernos a nosotros mismos y a los demás, la llevamos un gran número de horas al día y esto también se nota en nuestra piel.
Aparecen rojeces, irritaciones, piel reseca, o incluso puntos negros y algún brote de granitos, ahora conocido como MASKNÉ.
¿Qué podemos hacer ante estas alteraciones repentinas?
Preguntamos a nuestros expertos.
Empecemos por entender bien este nuevo concepto de moda. El maskné (máscara de acné) es una forma mecánica de acné, que ya era conocido antes del Covid-19 ya que el uso de la máscara ha sido parte de la vida cotidiana por mucho tiempo en trabajos como los de médicos y enfermeras.
¿Cómo se crea?
Al usarse la mascarilla de forma continuada, las bacterias se empiezan a acumular debido a la oclusión que provocan impidiendo que la secreción sebácea se realice de manera correcta, esto hace que la piel brille de manera indeseada, los poros se dilaten y sean más visibles y se produzcan inflamaciones en forma de espinillas y puntos negros. La fricción que se crea también puede provocar micro lesiones en la piel del rostro e irritarla provocando granitos en la piel. Todo ello sumado a la atmósfera húmeda que se crea bajo la máscara que, después de un corto período de tiempo, contribuye a que las bacterias, los gérmenes y la suciedad proliferen, acaba en brotes de acné.
En contraposición, la piel que por naturaleza es propensa a la sequedad, puede resecarse mucho mas y así provocar una mayor irritación debido a que la máscara la colocamos en una de las zonas del rostro más sensible.
Nuestros consejos indispensables para mantener a raya el maskné:
Lava tu mascarilla de manera regular con agua caliente, esto eliminará todas las bacterias. Contar con varias máscaras es lo ideal para ir intercambiándolas y que su composición sea con el mayor contenido de algodón posible, ya que permite que la piel respire.
Dale un descanso a tu piel. Nuestra mascarilla facial de colágeno nativo calma la piel tras su aplicación y la hidrata intensamente recuperando todo el desequilibrio. Notarás el cambio tras una sola aplicación y la piel mantendrá el confort y los depósitos de agua repuestos.
Realiza el método de la doble limpieza mañana y noche. Este consejo debería ser un básico de siempre. Limpiar bien la piel día y noche en dos fases, eso sí, adaptando los productos y texturas a las necesidades y características de cada piel.
Utiliza a diario hidratación, si la piel se siente seca y con tirantez os recomendamos nuestra Comforting Moisturizer, la piel sentirá el aporte de lípidos que le falta y la sensación de elasticidad se recupera al instante. Para las pieles que presentan problemas de puntos negros y alteraciones de acné es perfecta nuestra Refining Moisturizer, su contenido en ácido salicílico tiene un gran poder antibacteriano, además refina la textura impidiendo que la piel tenga hiperqueratosis (engrosamiento de la capa externa de la piel).
Para reducir la irritación y enrojecimiento recomendamos nuestro concentrado de Resveratrol de aplicación nocturna. Calma la piel a la vez que la trata contra el envejecimiento prematuro. Este potente concentrado antioxidante actúa de manera global previniendo todos los signos visibles y trata muy específicamente los problemas de irritaciones y rojeces actuando en las paredes de los vasos sanguíneos.
Maquillarse a diario también es una buena práctica, en contra de lo que la mayoría piensa, el maquillaje protege la piel de la suciedad, atrapando las partículas y no dejando que se incrusten en los poros. Eso sí, manteniendo la disciplina de la doble limpieza diaria. Si no te gusta la sensación de piel maquillada, opta por una bb cream, o texturas fluidas que no dejan la sensación de cobertura excesiva y te ayudan a mantener el aspecto natural. También recomendamos utilizar cremas de protección solar con color, que son muy prácticas ya que te ahorran un paso en tu rutina de cuidado diario.