Cómo hidratar la piel seca

HIDRATAR LA PIEL SECA: ¿Por Qué Tienes Que Cuidarte?

Hidratar la piel seca es importante porque si no, tu rostro carece de luminosidad, y resultará áspera en ocasiones.

La piel seca puede presentar rojeces y descamaciones, se irrita con facilidad y soporta mal las agresiones climáticas. Bonita durante su juventud por tener el poro cerrado y la textura aterciopelada, envejece antes por su tendencia a presentar arrugas finas, bastante numerosas.

LOS SÍNTOMAS DE LA PIEL SECA

3 de cada 5 mujeres presentan al menos 1 de los 4 síntomas de la piel seca, una condición cutánea que se asocia a distintas manifestaciones sensoriales. Especialistas en dermatología refieren los siguientes:

  • Tiranteces: síntoma permanente que se percibe como falta de confort al gesticular.
  • Fragilidad: hipersensibilidad a factores externos como frío, viento, calefacción, aire acondicionado, agua calcárea, etc.
  • Rigidez: relacionada con las tiranteces, afecta a los tejidos resecos, faltos de elasticidad.
  • Rugosidad: se asocia al grano del microrelieve, que presenta irregularidades.

EL AGUA EN LA PIEL SECA

El agua en la piel seca

La piel contiene un 70% de agua. Su mayor parte se acumula en la dermis, que es la capa más profunda de la piel. Este agua extracelular movilizable, asciende a la superficie y a su paso, baña la epidermis y la capa córnea.

La dermis actúa como reserva de este contenido hídrico. Compuesta principalmente por mucopolisacáridos y ácido hialurónico con capacidad para retener 1000 veces su peso en agua, almacena la que llega a través de los vasos sanguíneos y la distribuye a demanda entre las capas superiores.

El agua intracelular por su parte, reside en el interior de los queratinocitos, células de la epidermis. Gracias a este contenido, la piel mantiene la flexibilidad, resistencia y tersura de los estratos superficiales.

Su evaporación se produce por dos vías. A través de la sudoración que regula la temperatura y a través de la llamada “perspiración insensible” un fenómeno constante del que no somos conscientes.

Para mantener el equilibrio entre el agua residente y el agua evaporada, el tejido cutáneo tiene tres recursos:

  • La película hidrolipídica: mezcla de agua y lípidos secretados por la propia piel, que forman una película protectora de la capa córnea. Además plastifica la epidermis y evita la pérdida excesiva de agua.
  • Los factores naturales de hidratación: también conocidos como NMF (Natural Moisturizing Factors) son moléculas de urea, aminoácidos y potasio que actúan como microesponjas, fijando y reteniendo el agua en los queratinocitos.
  • Las aquaporinas: son las “tuberías” que aseguran la correcta irrigación entre las células. Se trata de canales hídricos que atraviesan la membrana del queratinocito, facilitando un intercambio rápido de agua entre el interior y el exterior.
Las acuaporinas de la piel

    LOS LÍPIDOS EN LA PIEL SECA

    La escasez de agua en las pieles secas es en realidad, una consecuencia de su déficit lipídico, ya que los elementos grasos evitan la evaporación de su contenido hídrico.

    Una piel sin lípidos pierde su capacidad natural para protegerse y retener el agua en su interior.

    Por eso tiene falta de luminosidad y elasticidad.

    Los lipidos en la piel seca

    A la continua sensación de tirantez, se suma un exceso de células muertas, que pueblan la superficie dando lugar a escamas visibles.

    Los lípidos cutáneos participan activamente en la protección de la piel. Están compuestos por un 15% de escualeno, un 60% de triglicéridos y un 25% de ceras.

    Los lípidos sebáceos destacan por su función bactericida y fungistática.

    Son lubricantes naturales de la capa córnea y se asocian a los lípidos epidérmicos para contribuir al efecto barrera.

    Los lípidos epidérmicos por su parte, son liberados por las células mientras realizan su migración hacia la superficie.

    Se organizan en láminas que llenan los espacios entre ellas, garantizando su cohesión.

    La asociación de estos dos tipos lipídicos constituye el cemento que une a las células entre sí en la capa córnea. El estado de esta construcción similar a un muro, determina la función barrera de la piel.

    Estructura de la capa cornea
    • El 40% de este cemento está compuesto por ceramidas, lípidos que aseguran la integridad de la barrera epidérmica y controlan la pérdida de agua trans-epidérmica.
    • El 20% está compuesto por ácidos grasos esenciales y ácidos linoléicos, que no son sintetizados por el organismo sino aportados por la alimentación.

    Los lípidos tienen un polo hidrófobo que repele el agua y otro polo hidrófilo, que la fija.

    Gracias a estas fuerzas contrapuestas y a la aversión mutua entre el agua y el aceite, las moléculas de H2O quedan atrapadas entre las de la grasa y así permanecen en una piel normal, sin problemas de sequedad.

    CÓMO HIDRATAR LA PIEL SECA DE LA CARA

    La falta de agua en la piel puede responder a factores internos y externos.

    Dentro de los primeros están el estrés, el agotamiento, las enfermedades, el tabaco, el alcohol, la ingesta de ciertos medicamentos, la edad o las hormonas.

    Dentro de los factores externos están el frío, el sol, los cosméticos inadaptados (detergentes), los cambios bruscos de humedad relativa, las calefacciones, el aire, etc.

    Cuando cualquiera de ellos le roba el agua a la piel y se manifiestan los síntomas antes mencionados, hay que recurrir a una hidratante cuya combinación de agua y lípidos sea la adecuada a cada edad.

    La textura, más o menos rica en cuerpos grasos, indica el tipo de piel al que va dirigida. Por lo general, las jóvenes precisan más agua que las pieles maduras, ávidas de lípidos que se han dejado de producir. 

    Las estrategias para restaurar la hidratación en el rostro se enfocan en el contenido hídrico de la capa córnea, epidermis y dermis.

    • Capa córnea: la aportación de ceramidas y ácidos grasos esenciales mejoran el cemento intercelular y por tanto, la cohesión entre los corneocitos que la forman. De esta manera se contribuye al efecto barrera y se evitan posibles descamaciones.
    • Epidermis: la aportación de oligoelementos estimula la síntesis de Factores Naturales de Hidratación para atraer el agua y fijarla en el interior de las células. Estimular las acuaporinas asegura la irrigación entre ellas.
    • Dermis: la aportación de ácido hialurónico asegura la reposición del que se va perdiendo con la edad. Dependiendo de su peso molecular, puede aportar densidad a la dermis o rellenar las microarrugas en la epidermis.

    CONCLUSIONES

    • Tirantez, fragilidad, rigidez y rugosidad son los 4 síntomas de la piel seca. 3 de cada 5 mujeres presentan 1 de ellos.
    • La dermis es el reservorio del agua en la piel. Almacena la que llega por la circulación y la distribuye a demanda entre las capas superiores (epidermis, estrato córneo).
    • La evaporación del agua se produce a través de la sudoración y de la perspiración insensible, fenómeno constante del que no somos conscientes.
    • La escasez de agua en las pieles secas es en realidad, una consecuencia de su déficit lipídico, ya que los cuerpos grasos evitan la evaporación de su contenido hídrico.
    • La asociación de lípidos sebáceos y lípidos epidérmicos forma el cemento que une a las células entre sí. De él depende la función barrera de la capa córnea.
    • Las hidratantes para el rostro aportan ceramidas y ácidos grasos a la capa córnea, estimulan las aquaporinas en la epidermis o reponen el ácido hialurónico en la dermis.

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