Guía definitiva sobre como hidratar la piel

GUÍA TOTAL PARA HIDRATAR LA PIEL

Hidratar la piel es el gesto cosmético básico, el más necesario junto con la limpieza cotidiana, para mantener la tez saludable, prevenir su envejecimiento y preservar la luminosidad de la juventud.

La hidratación cutánea o el contenido hídrico por su parte, varía con la edad y depende de la necesidad de cada tipo de piel, pero también cambia con los factores internos y externos a los que tiene que hacer frente.

LA HIDRATACIÓN DE LA PIEL

Imagínate lo que le ocurre a una hoja cuando se seca. Se encrespa toda y se rompe.

Eso es lo que le pasa a la piel cuando adolece de hidratación, que se apaga, se quiebra y cambia incluso de color.

La apariencia de la tez, en efecto, guarda una relación directa con el contenido hídrico, que se reparte entre las distintas capas cutáneas (dermis, epidermis, capa córnea).

El agua, en efecto, es el componente más abundante del tejido cutáneo.

En el estrato córneo, su contenido es entre el 10 y 20%, cuando su contenido es inferior al 10% podemos decir que estamos ante una piel deshidratada, que puede venir de serie o ser una condición pasajera debido a:

  1. Factores exógenos: clima, por ejemplo.
  2. Factores endógenos: tensión, hormonas, enfermedades.

La deshidratación puede darse tanto en pieles secas como en pieles grasas, y hay que tener mucho cuidado en no confundir la deshidratación con la piel seca, que es un error muy común.

Cuando hablamos de deshidratación, hacemos referencia al desequilibrio de agua existente en la piel.

Algunas características de la piel deshidratada coinciden con las de la piel seca, y de ahí la confusión.

La piel seca se caracteriza por su aspecto mate, su poro cerrado y su tendencia a las arrugas.

Es fina, proclive a las irritaciones y muy bonita durante la juventud por su textura aterciopelada.

Sin embargo, envejece antes debido a su falta de lípidos y su extrema delgadez. 

La necesidad de hidratación se hace notar a partir de la pubertad, que es cuando la manifestación hormonal define el tipo de piel que nos acompañará a lo largo de la existencia.

Otro momento determinante para la piel seca es la menopausia, cuando el déficit de estrógenos, reduce de forma drástica la presencia de lípidos cutáneos.

Los primeros signos de un cutis seco se manifiestan a partir de los 20 años, que es cuando se vislumbran los cambios iniciales en el microrelieve.

Las líneas de expresión se manifiestan en las zonas de mayor tensión (frente, entrecejo, contorno de los ojos, surco nasogeniano).

HIDRATAR LA PIEL

Hidratar piel

La necesidad de agua parece obvia. Pero cómo sabemos si nuestra piel necesita de un buen vaso de agua?

El picor, la descamación o la textura mate proporcionan las pistas más evidentes.

Recordemos, por mucho que algunas características puedan ser muy similares, una piel seca puede estar hidratada. Piel seca no es sinónimo de piel deshidratada. 

Cuando no son tan obvias, lo mejor es pasar un papel de seda sobre la zona T.

Si al frotar ligeramente sobre la frente, la nariz o la barbilla, deja un testigo oleoso, no hay duda que tienes una piel grasa, mixta como mínimo.

Si no es así y no hay brillo que evidencie la presencia de secreción grasa, estamos ante un cutis seco.

Una vez establecida la naturaleza del cutis seco, asociado siempre a un poro imperceptible y una tendencia clara a la sensibilidad, sabrás que la necesidad de agua y/o lípidos es creciente, varía con las estaciones y condiciona el acabado del maquillaje posterior.

La buena noticia es que la piel seca es agradecida, ya que responde muy bien ante la aplicación tópica de una hidratante adaptada a las necesidades que expresa cada tipo de piel seca.

La aportación de agua a cualquier tipo de piel es fundamental. Pero cuando se trata de un cutis seco, es sumamente importante dotarlo de los nutrientes que necesita.

Además de recuperar la elasticidad, se esponja, ilumina y suaviza las líneas de expresión.

La elección de la textura resulta fundamental a la hora de elegir una hidratante y convertirla en la crema de cabecera, que es exactamente lo que tiene que suceder para no fallar en su aplicación diaria.

La preferencia de las jóvenes se ciñe a emulsiones frescas, de rápida absorción.

Se trata de fórmulas con lípidos disueltos en fase acuosa (aceite en agua), que no se notan sobre la piel.

Las proporciones cambian a medida que pasan los años, ya que la falta de lípidos cutáneos es cada vez más importante.

Su aportación, tan incómoda en las pieles jóvenes, es fundamental en las maduras, que recuperan el confort y la plasticidad mediante fórmulas con base lipídica (agua en aceite)

¿CÓMO HIDRATAR LA PIEL?

Con principios activos que actúen en las distintas capas de la piel.

En condiciones normales, debemos ocuparnos de la superficie cutánea, que cuenta con un filme hidrolipídico, cuya función es protegerla, hidratarla y plastificarla. De ahí la importancia de conocer bien la diferencia entre una piel grasa, seca o deshidratada.

Esta película es una emulsión natural, que está compuesta por secreciones propias de sebum y sudor.

Conocida también como manto hidrolipídico, evita la pérdida incontrolada de la “transpiración insensible”, un proceso fisiológico normal, por el que la piel evapora su agua.

La forma más básica de hidratarla es evitar esta evaporación, que puede resultar excesiva ante factores ambientales extremos (frío, viento, calefacciones).

¿Cómo? Aplicando hidratantes que sellan el agua a la superficie gracias a activos como glicerina, urea, lanolina, ácido láctico, etc.

La segunda capa cutánea a tener en cuenta es el estrato córneo, del que depende la función barrera.

Parecido a un muro donde las células serían los ladrillos y los lípidos, el cemento que las une, puede sufrir grietas y “desconchones”.

Se trata de una situación común en las pieles secas por déficit o alteración de los lípidos que cohesionan los corneocitos (ladrillos) entre sí.

Pieles secas Comforting Moisturizer reveel

En este caso, se aportan desde fuera, mediante la aplicación de hidratantes que reponen las ceramidas, concentración de agua y ácidos grasos esenciales.

La tercera estrategia para hidratar la piel atañe a la epidermis, justo debajo del estrato córneo.

Consiste en estimular las acuaporinas, canales que transportan moléculas de agua entre una célula y otra, asegurando su irrigación.

La cuarta vía para hidratar la piel consiste en ocuparse de la dermis mediante la aplicación de activos como el ácido hialurónico, componente natural que baña las fibras de colágeno y elastina situadas en este nivel.

Con capacidad para atraer y retener grandes cantidades de agua, es un glucosaminoglucano con consistencia de gel, que aporta densidad y relleno, lubricación, hidratación y flexibilidad.

HIDRATAR LA PIEL SECA, MIXTA Y GRASA

Una vez establecido que la hidratación es un gesto esencial del cuidado cutáneo, se plantea el primer interrogante.

¿Cómo hacerlo en los distintos tipos de piel?

La respuesta es obvia en el caso de las pieles secas, que necesitan una hidratante con relación equilibrada entre lípidos y agua.

Esta equivalencia va cambiando con la edad, a medida que el tejido deja de secretar ácidos grasos esenciales, que han de reponerse desde fuera.

En las pieles grasas sin embargo, la solución no es tan obvia.

Piel grasa Refining Moisturizer reveel

Su necesidad de hidratación está enmascarada bajo el excedente de sébum que cubre la superficie, irritando el cutis, poblándolo de granos, abriendo el poro y dotándolo de un brillo antiestético, que no admite textura adicional.

Sin embargo, la presencia de grasa no asegura correctos niveles hídricos.

La deshidratación de hecho, es una condición común en las pieles grasas, que precisan una fórmula libre de aceites.

Si además poseen activos matificantes y principios que normalicen el comportamiento de las glándulas sebáceas, mejor que mejor.

Las pieles mixtas por su parte, se caracterizan por presentar brillos en la zona T, el área que comprende frente, nariz y barbilla, con mayor concentración de glándulas sebáceas.

En estos casos hay que probar diferentes texturas, cuya elección depende de la sequedad en pómulos, sienes y  contorno de ojos.

El factor seco o graso predominante determina la elección de una hidratante más o menos rica en estos casos.

¡Así que estate muy atenta a cuál es la mejor para tu tipo de piel!

CONCLUSIONES

  • La apariencia de la piel guarda relación directa con el contenido hídrico, que se reparte entre dermis, epidermis y capa córnea.
  • El agua es el componente más abundante del tejido cutáneo. Cuando se sitúa por debajo del 13%, estamos ante una piel deshidratada, que puede tener un origen genético o ser una condición pasajera por factores ambientales.
  • La piel seca es fina, mate e irritable. Muy bonita en su juventud por su poro imperceptible y su aspecto aterciopelado, envejece antes debido a su falta de lípidos.
  • La manifestación hormonal en la pubertad define el tipo de piel que nos acompañará a lo largo de nuestra existencia. El déficit de estrógenos en la menopausia reduce drásticamente la producción de lípidos.
  • El filme hidrolipídico es una emulsión natural de sebum y sudor que protege la capa córnea, plastifica la superficie de la piel y regula la excesiva evaporación de la “transpiración insensible”
  • Una capa córnea con déficit de lípidos no cumple con la función barrera y deja evaporar las reservas hídricas que llegan desde la dermis hasta la epidermis.
  • Las hidratantes refuerzan el filme hidrolipídico, aportan lípidos que cohesionan la capa córnea, estimulan los canales de irrigación entre las células de la epidermis o reponen el ácido hialurónico que baña el colágeno y la elastina en la dermis.
  • El exceso de sebum en las pieles grasas enmascara su necesidad de hidratación. Esta condición cutánea precisa texturas oil-free con activos matificantes y agentes que normalicen el comportamiento de las glándulas sebáceas.
  • El factor seco o graso predominante en una piel mixta determina la elección de una hidratante más o menos rica.

 

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