- Antioxidantes vs radicales libres
- ¿En qué situaciones son necesarios los antioxidantes?
- Polución ambiental y antioxidantes
- Estrés y antioxidantes
- Nuestros propios antioxidantes
- Antioxidantes top
- Conclusión
Son las principales espadas contra el envejecimiento prematuro producido por los radicales libres, moléculas altamente reactivas que genera nuestra piel, frente a situaciones estresantes de tipo interno o externo. Los antioxidantes están presentes en ciertos alimentos, pero también en la cosmética antiedad, porque resultan especialmente eficaces cuando se utilizan por vía tópica.
ANTIOXIDANTES VS RADICALES LIBRES
Los antioxidantes son compuestos químicos generados por el propio organismo para neutralizar los radicales libres que producimos durante el metabolismo celular de numerosos procesos.
Los radicales libres por su parte, son necesarios para el control de la musculatura, la eliminación de virus y bacterias y la actividad de los órganos. Son átomos de gran reactividad, que cuando se producen de manera desbordada, alteran las células, los lípidos que las recubren, sus membranas y su núcleo o ADN.
El desequilibrio entre los antioxidantes y los radicales libres a favor de estos últimos, genera la oxidación de las células y la oxidación es responsable del envejecimiento. Este proceso afecta al organismo en general y por supuesto, a un órgano como la piel, que es el más extenso del cuerpo.
Esta situación, conocida como estrés oxidativo, puede ser desencadenada por factores internos como las enfermedades, la tensión psicológica, la ingesta de medicamentos, el tabaquismo, etc, o por factores externos como el sol o el mismísimo oxígeno que consumimos y que es tan necesario para la vida.
¿EN QUÉ SITUACIONES SON NECESARIOS LOS ANTIOXIDANTES?
En casi todas porque solo el hecho de vivir y estar en contacto con el oxígeno hace que se generen radicales libres en nuestra piel y en nuestro organismo. Sin embargo, hay algunas situaciones en las que son especialmente necesarias, porque los producimos exageradamente.
Una de las menos conocidas es la producida por las ondas electromagnéticas que nos rodean… ¡a todas horas! Su efecto sobre la piel fue estudiado por el Dr. Lionel de Benetti hace unos años para los laboratorios Clarins.
Las ondas electromagnéticas constituyen una forma de energía. Su espectro es tan grande que incluyen los rayos cósmicos, pero también las radiaciones UV, la luz del día e incluso, los microondas.
Forman parte de la energía invisible creada por el hombre para transmitir información en forma de sonido e imagen. No podemos verla, ni sentirla, pero todos estamos en contacto permanente con estas ondas electromagnéticas artificiales.
Tal y como explica el científico, estamos en contacto con ellas indistintamente de donde nos encontremos, de día y de noche, porque son utilizadas para la transmisión de radio, televisión, teléfonos móviles, etc.
Están presentes en casi la totalidad del globo y son capaces de atravesar paredes de hormigón. Afectan a nuestra piel de muchas maneras, pero la más importante es la producción de radicales libres.
POLUCIÓN AMBIENTAL Y ANTIOXIDANTES
Frente a las ondas electromagnéticas, la polución ambiental no es invisible. A menudo la vemos flotando en las ciudades y la piel no es ajena a este entorno tóxico con el que le toca mediar diariamente.
Dentro de su sistema de defensa frente a la contaminación urbana está la producción de nuestro propio cuerpo de radicales libres. El problema es que en este contexto, literalmente se desbordan y terminan atacando a las propias células que defienden.
El aire de las ciudades, en efecto, contiene un alto porcentaje de agentes gaseosos, líquidos o sólidos, que resultan perniciosos para la piel. Los compuestos orgánicos volátiles, que se evaporan a partir de la gasolina y se dispersan en el aire en forma de vapores, generan multitud de radicales libres.
Lo mismo ocurre con los hidrocarburos aromáticos policíclicos, que son generados principalmente por procesos de combustión industrial y por el tráfico en las calzadas.
Toda esta polución ambiental se adhiere a la superficie cutánea, mezclándose con el sebo o el maquillaje. La consecuencia es una tez apagada, seca y con irritaciones, señales todas ellas de los radicales libres generados como defensa.
ESTRÉS Y ANTIOXIDANTES
Existen dos tipos de estrés que afectan a la piel y los dos generan una superproducción de radicales libres, que sólo pueden neutralizarse con antioxidantes.
El más obvio es el estrés exógeno, generado por los factores ambientales extremos a los que la piel hace frente de forma puntual o permanente. De la contaminación ya hemos hablado antes, pero no lo hemos hecho de la radiación solar en vacaciones.
La melanina del bronceado es un antioxidante natural gue genera nuestro organismo para protegerse de los UV. Sin embargo, no siempre es suficiente para proteger la piel frente a las quemaduras, las arrugas y el envejecimiento que producen los radicales libres.
Otro tipo de estrés que oxida nuestra piel gracias a la generación de radicales libres es el endógeno, aquel que es producido por la tensión nerviosa o el cansancio.
Numerosos estudios han demostrado que en el tejido cutáneo existen unas fibras nerviosas conectadas tanto a las células de Langerhans como a los queratinocitos. Con el estrés y la fatiga, liberan unos neuromediadores que son responsables de sus irritaciones, llenas siempre de… ¡radicales libres!
De hecho y esto es una realidad que todo especialista conoce, las pieles sensibles envejecen antes. La razón estriba en la cantidad de radicales libres que toda irritación o inflamación genera.
NUESTROS PROPIOS ANTIOXIDANTES
Los antioxidantes propios son los que genera nuestro propio organismo y constituyen la primera línea de defensa contra los radicales libres. Se dividen en dos categorías, antioxidantes enzimáticos y antioxidantes no enzimáticos.
Los antioxidantes no enzimáticos son los que producimos gracias a los alimentos ingeridos. Los más importantes son las vitaminas A, C y E. Los enzimáticos son producidos por el propio organismo para combatir los radicales libres. Ejemplos claros son el glutatión o la superóxido dismutasa.
ANTIOXIDANTES TOP
A nivel cutáneo existen numerosos estudios que demuestran sus beneficios. El uso externo de dichas vitaminas, de minerales como el selenio y el Zinc o de sustancias como la coenzima Q10 en concentraciones activas, retardan el envejecimiento con mayor eficacia que los alimentos ingeridos o los complementos alimenticios.
- Vitamina E: conocida como tocoferol, preserva la piel de la oxidación, actuando sobre los lípidos oxidados y los radicales libres. Junto con la vitamina C, forma un dúo perfecto de acción implacable.
- Vitamina C: consigue reforzar las defensas del organismo al tiempo que neutraliza los radicales libres de todo tipo, incluyendo los superóxidos y los lípidos oxidados.
- Selenio, zinc y manganeso: además de cumplir como eficaces antioxidantes, estos oligoelementos son esenciales para la maduración de las células y su correcta renovación.
- Coenzima Q10: es un potente antioxidante liposoluble que interviene en varios de los procesos enzimáticos relacionados con la energía de la célula. Por eso es tan importante para combatir la oxidación producida por el estrés.
- Resveratrol: es un polifenol natural fabricado por más de 70 plantas diferentes en respuesta a las situaciones estresantes que genera el entorno hostil donde crecen. Su forma trans-resveratrol se encuentra en la naturaleza y es fuente de moléculas muy valiosas para la cosmética antioxidante.
PARA TERMINAR…
Ya hemos visto qué es un antioxidante, cómo existen de manera natural en la piel y por qué solo con ellos no es suficiente para tener y lucir la piel que realmente nos merecemos.
También hemos entendido cuáles son los principales factores externos que existen y cómo actúan sobre tu piel.
Pero lo más importante con lo que te tienes que quedar es que para tener una piel sana, bonita y atractiva depende del cuidado que estés dispuesta a darle. Por eso recomendamos solo productos de la línea reveel by Medskin Solutions: porque son los mejores para tu piel.